PERO DEBEMOS APRENDER A CONTROLAR LAS BALAS"
...Sólo oyó el resonar de las persianas... Y fue lo único que bastó para que su mente fuera más allá del entendimiento de cualquier ser que pudiera cavilar con claridad.
No soportó más la presión del ruido y lanzó un grito desquiciado que enfocaba su clara falta de raciocinio.
Sujetó su cabeza con firmeza y avanzando hacia el costado opuesto de la habitación, golpeo las persianas y desplegó su cuerpo lleno de furia azotándose contra el gélido vidrio, en un intento fallido por detener el infernal zumbido.
Suavemente quitó su cuerpo del ventanal, pero en sus oídos aun sentía el chirrido que la condenaba. Su mente vaciló entre un mundo de almas atormentadas y su cruda realidad. Sólo consiguió avanzar unos pasos y sus rodillas tocaron el suelo y sus manos sostuvieron su frágil rostro, en una ardua labor donde estaba sometida al cansancio de tener que soportar todo ese infernal ruido.
Sus ojos se llenaron de lágrimas, en una mezcla entre el fuego de su brutal desquicio y la abrumadora rabia de sentir que no hubiera nada que calme su dolor mental...
...La brisa fue la encargada de dar el fin a ese día de eterna agonía. Se deslizó por el imponente ventanal, entrando suavemente por el vidrio semi abierto, y cruzando las persianas, provocando la suave vibración de ellas...
Este último ruido hizo que los latidos de la joven se detuvieran... Lanzó un grito final y se acercó al frío ventanal por última vez. Quitó con furia las persianas y azotó su cuerpo contra el vidrio, lanzándose más allá del vació visible... Dándole fin así al maldito ruido... Para siempre...