domingo, 10 de junio de 2007

Corazón Delator

Traiciona tu propia divinidad... Abre las esposas y deja escapar lo que hay oculto en cada dulce sensación. Olvídate de ti mismo, abandona la fiebre del misterio y del autocontrol. Abre tus manos y muestra las llagas que hoy te hacen palpitar. Esgrímeme, haciéndome parte de lo que algún día llamaste amor. Deja que tus labios derramen la verdadera infinidad que has preferido callar y torturar. Suelta la maldita divinidad, corre, vamos, puedes gritar lo que haz preferido callar, vamos, corre, hoy es mejor huir y despertar.

3 comentarios:

Cordondesatadoh dijo...

Hace tiempo que no escribía y esto nació de la nada y me gustó la base y la firmeza, y realmente es en honor a Corazón Delator de Soda Stereo y va notoriamente dedicado a una dulce y delicada alma que secretamente ha robado mi corazón. Bueno sin mucho más que decir, solo gracias por los comentarios anteriores y futuros.

matry_molk0 dijo...

¬¬ supongo ke esa dulce y delicada alma no es kien io creo ke es..
xD!
o.o me gusto muxo lo ke escribiste... x ke hay cosas las cuales son preferibles callar..
si fuera por mi agarraria todas esas cosas..
sadria corriendo.. i las alejaria de las personas las cuales no kiero ke sean dañadas x eso...
i no se si volveria..
mmhmm..
ia pos lokaa..
comentaa.. :P
pero en este..
http://www.sentimientosextraviados.blogspot.com/

su dijo...

Hola CAmi, gracias por visitar mi blog, de hecho tus palabras ayudaran a que lo retomara y ahora estoy posteando diariamente. A primera vista, tu poema -debido al título- me hizo recordar a Poe, pero la temática era muy distinta.

Me gusta la música que tiene, quizá lo escribiste mientras escuchabas algo en la radio o la pc. Quizá sea que los tiempos quedaron en tu mente y emergieron en el papel, digo pantalla.

Te dejo a -modo de gratitud- uno mío, quizá distinto, violento y tenue, pero como el tuyo, eterno y fiel.

Fogata indemne

Me gustaría escribir sobre tu piel
palabras que aún no han sido inventadas.
Sortear tu aroma y
embriagarte con mi negra tempestad.

Entrar en ti, propiciar la fogata.
Presenciar tu lento incendio,
aplaudiendo,
de pie o echado en la alfombra.

Quemarte con una sonrisa y
soplar una vez más tus cenizas.
Sí, me gustaría.
Me gustaría.

Pero antes que la llama se extinga
aparecerás al lado mío y
me dirás
la más estupenda de tus mentiras.

Dentro de la copa
que cada tarde
a las seis compartimos.